abril 18, 2010

Tengo un sueño...




Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando...
Soñar con la libertad, soñar con la justicia,
soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas.
Soñar a mis hijos grandes, sanos felices;
volando con sus alas, sin olvidar nunca el nido.
Soñar con el amor, con amar y ser amado,
dando todo sin medirlo, recibiendo todo sin pedirlo.
Soñar con la paz en el mundo, en mi país,
en mi mismo, y quién sabe cuál es más difícil de alcanzar.
Soñar que mis cabellos que ralean y se blanquean
no impiden que mi mente y mi corazón sigan jóvenes
y se animen a la aventura, sigan niños y
conserven la capacidad de jugar
Soñar que tendré la fuerza, la voluntad y
el coraje para ayudar a concretar mis sueños
en lugar de pedir por milagros que no merecería.
Soñar que cuando llegue al final podré decir que viví soñando
y que mi vida fue un sueño soñado en una larga
y plácida noche de la eternidad.
Martin Luther King

Antes que ellos crezcan




















Hay un período cuando los padres quedamos huérfanos de los hijos.
Es que los niños crecen independientes de nosotros, como pájaros imprudentes.
Crecen sin pedir permiso a la vida.
Pero no crecen todos los días, de igual manera, crecen de repente.
Un día se sientan cerca tuyo en la terraza y te dicen una frase con tal naturalidad que sientes que no puedes más ponerle pañales a aquella " criatura".
¿Dónde fue que anduvo creciendo aquella insignificancia que no lo percibiste?
¿Dónde quedaron la placita de jugar en la arena, las fiestitas de cumpleaños con payasos, los juguetes preferidos?...
El niño crece en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil.
Allá están nuestros hijos, entre hamburguesas y gaseosas en las esquinas, con
el uniforme de su generación, e incómodas mochilas de moda en los hombros.
Allí estamos, con los cabellos casi emblanquecidos.
Esos son los hijos que conseguimos generar y amar a pesar de los golpes de los vientos y de la dictadura de las horas. Ellos crecieron medio amaestrados, observando y aprendiendo con nuestros errores y aciertos. Principalmente con los errores que esperamos que no repitan.
Hay un período en que los padres vamos quedando un poco huérfanos de los propios hijos...
Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas.
Crecieron, sin que agotásemos con ellos todo nuestro afecto.
Al principio fueron al campo o a la playa entre discusiones, galletitas, navidades, pascuas, piscinas y amigos.
Después llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un sufrimiento, pues era imposible dejar el grupo de amigos y a los primeros enamorados. Los padres quedaban exiliados de los hijos.
"Tenían la soledad que siempre desearon". Pero de repente, morían de nostalgia por aquellas "pestes". Llega el momento en que sólo nos resta quedar mirando desde lejos, rezando mucho (si en ese tiempo nos habíamos olvidado, recordamos cómo rezar) para que, en la búsqueda de la felicidad, la conquisten con pocos dolores.
El secreto es esperar...En cualquier momento nos pueden dar nietos.
El nieto es la hora del cariño ocioso y picardía no ejercida en los propios hijos y que no puede morir con nosotros. Por eso, los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño.
Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto.
Por eso es necesario hacer algunas cosas adicionales...ANTES QUE ELLOS CREZCAN !!!...

Sólo aprendemos a ser hijos después que somos padres,
Sólo aprendemos a ser padres después que somos abuelos... en fin...
Sólo aprendemos a vivir después que ya no tenemos más vida...

abril 07, 2010

Como se nos critica...





Constantemente se critica a las personas mayores por no adaptarse al mundo moderno.
Nosotros nos responsabilizamos por todo lo que hemos hecho y no culpamos a nadie por ello.
No obstante,después de una profunda meditación, nos gustaría señalar que, a pesar de haber
llevado el pelo largo, de haber realizado una revolución sexual, de habernos revelado contra
los llamados valores tradicionales y de haber bailado con Los Beatles y los Rolling Stones.
En efecto, soy una persona mayor. Pero…

NO FUIMOS NOSOTROS LOS QUE ELIMINAMOS:
-La melodía de la música,
-El talento y el ingenio de las creaciones
artísticas,
-La buena voz a la hora de cantar,
-El orgullo por nuestra apariencia exterior,
-La cortesía al conducir,
-El romance en las relaciones amorosas,
-El compromiso de la pareja,
-La responsabilidad de la paternidad,
-La unión de la familia,
-El aprendizaje y gusto por la cultura,
-El sentimiento de patriotismo,
-El rechazo a la vulgaridad,

NO FUIMOS NOSOTROS LOS QUE ELIMINAMOS:
-La escena de la Navidad de las escuelas y ciudades,
-El comportamiento intelectual,
-El refinamiento del lenguaje,
-La dedicación a la literatura,
-La prudencia a la hora de gastar,
-La ambición por lograr ser alguien en la vida
-Ni tampoco sacamos a Dios del gobierno de las escuelas y de nuestra vida.
-Y por supuesto que no somos los que eliminamos la paciencia y la tolerancia de nuestras relaciones personales ni de nuestras interacciones con los demás.

¡EN EFECTO, YA SOY UNA PERSONA MAYOR!
Pero todavía puedo animar una fiesta... incluso si sólo resisto hasta las 2 a.m.
Todavía puedo abrir frascos con tapas a prueba de niños aunque tenga que usar un martillo.
Todavía me acuerdo de llegar a mi casa... aunque deba llevar un mapa conmigo.
Todavía duermo como un bebé en las noches... aunque al otro día el cuerpo demore en permitir que me levante.

¡EN EFECTO, SOY UNA PERSONA MAYOR!
Pero todavía puedo reírme de las críticas... aunque a veces no pueda oír lo que dicen de mí.
Todavía soy muy bueno contando historias... aunque las repita varias veces.
Pero no creas que me he vuelto peleador, cascarrabias ni intransigente…
Simplemente que tengo edad para decir que hay cosas que ya no me gustan…
Ya no me gusta la congestión de tráfico,
ni las muchedumbres,
ni la música alta,
ni los niños gritones,
ni los perros que ladran,
ni los políticos
ni tantas otras cosas que ahora no recuerdo.
Pero si me gustaria seguir disfrutando de mi vida hasta el final de mis dias.
Si me lo permiten...

abril 06, 2010

Queda Prohibido









¿Qué es lo verdaderamente importante?,
busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.

Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de irreales ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes,
¡no me extraña que exista tanta confusión,
tanta lejanía de todo, tanta desilusión!.

Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira puede uno convivir,
cada cual es quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando los necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a todos aquellos que me quieren.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hallar mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
odiar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
sentir que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

Alfredo Cuervo Barrero
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